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domingo, 2 de enero de 2011

El Código B-A-C-H

Arranquemos este año con un poco de cábala tercermundista. Vamos ahora a abrir con el zapapico la senda de algo verdaderamente grande, capaz de desafiar a los más escépticos, quienes aún dudan de que la Inteligencia que ha elaborado el Kosmos sea amén de un condenado buen matemático, un artista (vanidoso como todo el que se precie) que ha puesto su firma en una de sus máximas fabricaciones.
Esta obra maestra del buen Theo se llamaba IOHANNSEBASTIANBACH, y no es nada casual que así fuera, y no Pepito Brahms, como se verá a continuación
Por principio, tomemos el alfabeto latino y con la gematría asignemos valores numéricos a las letras:


A=1
B=2
C=3
D=4
E=5
F=6
G=7
H=8
I = J=9
K=10
L=11
M=12
N=13
O=14
P=15
Q=16

R=17
S=18
T=19
U= V=20
X=21
Y=22
Z=23


Bien. Ahora tenemos los siguientes resultados al sumarse las cifras correspondientes:
BACH =2+ 1+ 3+ 8= 14
En contexto judeo-cristiano 14 es dos veces 7, número éste considerado perfecto e identificado cabalísticamente con el 3.
Ahora tenemos:
JSBACH= 9+ 18+ 2+ 1+ 3+ 8= 41.
Numero sugestivo, pues su inverso es 14 y la diferencia de 41 y 14 nos da 27, múltiplo de 3, ¿símbolo de la Trinidad en la que Bach depositaba toda su fe?
El nombre completo nos da:
JOHANNSEBASTIANBACH= 158, y con 1+ 5+ 8=14, de nuevo. Y al sumar estos últimos, obtenemos naturalmente el 5.
Seguramente conocen la bella divisa con la que el Thomaskantor signaba sus escritos, y hasta se halla estampada en la pipa que gustaba fumar por las tardes. Si observan bien, contiene las letras iniciales del nombre del compositor, obtenidas de diversos modos girando en todas direcciones y trazando signos cruciformes. Por si esto fuese poco, al mirar detenidamente la hermosa corona, encontrarán que son cinco gemas  las que la adornan en el frente, y siete las cimeras: ¡de nuevo el siete! Siete días, contado merecido descanso, para crear el mundo según la Biblia, siete las últimas palabra de Cristo en la Cruz, etc.

Los que han hurgado en la vida del músico, pues o son unos entrometidos impenitentes,o les guía el puro deseo de conocer más al semidiós, no ignorarán que:
Nació el bendito día 21 de marzo del calendario juliano: 2+1, mes 3.
Era un buen garañón que contrajo nupcias en dos ocasiones, la primera esposando a una bella y lozana cantante prima suya, María Bárbara Bach, el 17 de octubre de 1707, es decir 8+10+15=33, siendo siete los hijos habidos de este primer enlace, y sobreviviendo 3 solamente. Casi inmediatamente después del deceso de la primera, saltando de un lecho al otro, se une a su segunda mujer, excelente esposa y músico, la célebre Ana Magdalena Wülken de los ejercicios de teclado, un 3 de diciembre: 12=1+2=3. Tuvo con ella la bonita cifra de 12 hijos (en ese entonces no había foros de Internet ni blogs), es decir 1+2=3.
Como bien se sabe, de toda esta numerosa pollada son 4 las pelucas que brillan con luz propia: Wilhelm Friedemann Bach y Carl Philipp Emanuel Bach, del primer tálamo y, para empatar las cosas, Johann Christoph Friedrich Bach y Johann Christian Bach, del segundo. A éstos podría agregarse como premio de consolación Gottfried Heinrich Bach, músico malogrado. Esto nos da un total de 5, ¡las cinco joyas de la corona bachiana!
Siguiendo estas razones, más que por la necrología de Carl Philip Emanuel, es como algunos afirman la existencia también de tres Pasiones aún no descubiertas del todo, con lo que  se han hecho esfuerzos sobrehumanos para restituir la de Lukas, la de Markus, y una ignota y mal realizada, como el quinto hijo.

Finalmente, digamos como de paso que el genio de Leipzig abandona este mundo el 28 de julio de 1750, 2+8+7+13=30=3+0=3, no sin antes poner su rúbrica final:
 B-A-C-H (si-la-do-si bemol) a su Contrapunctus XIX, el postrero de su monumental  El Arte de la Fuga y sellar de ese modo el libro de su obra y su vida.
Y ya, bromas aparte, los invito a adentrarse en los trabajos de aquel que casi todos los grandes han considerado como  el mayor creador musical de todos los tiempos.

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